Manuel González Suárez (Marchena, Sevilla), es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla desde 1995. Aunque se especializó en Medicina Familiar y Comunitaria y trabajó como médico de familia en varios centros de salud, lleva ya algunos años centrado en la gestión sanitaria. Tiene un Máster de Gestión Sanitaria, y es diplomado en Alta Dirección de Empresas. Además de en el San Juan de Dios de Córdoba, ha pasado por puestos directivos en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.

¿Cómo llega a la gerencia del Hospital San Juan de Dios de Córdoba?

Mi llegada al hospital San Juan de Dios se produce en un muy buen momento porque entro en una institución con casi cinco siglos de historia y cuando el centro cumple 80 años de vida en Córdoba. De entrada, cuando uno llega a un sitio así, se siente muy respaldado. 

A esto hay que sumarle que yo llego con ganas de compartir este proyecto de asistencia integral hacia los pacientes, en el que creo y con el que me identifico. 

Además, si bien es cierto que no soy nacido aquí, adoro esta ciudad, en la que me reconozco en cada uno de sus rincones.

Por tanto, creo que se dan todas las circunstancias idóneas para que, junto con el equipo directivo del hospital, posicionemos al San Juan de Dios como el hospital de excelencia que es.

El hospital ha llevado a cabo una gran ampliación en los últimos años. ¿Qué queda por hacer?

Efectivamente, el hospital ha sido objeto de una transformación importantísima en los últimos años, una ampliación física y tangible, porque ha crecido en superficie y en metros cuadrados, pero de manera acompasada con los servicios que ahora ofrece y con la dotación de profesionales que esto supone.

Lo que queda por hacer es estar siempre atentos a lo que los cordobeses nos demandan, o bien en el aspecto sanitario o bien en el aspecto social, porque ambas cuestiones son las razones de ser de la Orden Hospitalaria. 

Por ello, en cuanto a lo que Desarrollo Solidario se refiere, tenemos una amplia programación este año que viene a reforzar el trabajo que llevamos a cabo para atender a las personas que más lo necesitan, a aquellas en exclusión social o riesgo de estarlo. Sin ir más lejos, le puedo adelantar ya que en abril de este año llevaremos a cabo la ‘Cena Benéfica Premios Hermano Bonifacio’, en la que entregaremos un reconocimiento a una entidad solidaria y con la que pretendemos recaudar fondos para llegar a más personas que llaman a la puerta de nuestra Obra Social.

En cuanto a la atención sanitaria, lo mismo: atender las demandas de los pacientes. Por esto tenemos a la vista proyectos que entrarán en funcionamiento a lo largo de 2016, siendo las primeras aportaciones la potenciación de las urgencias médicas, de medicina interna, cirugía interna y el área de la mujer. En cuanto podamos ir cerrando plazos informaremos a los cordobeses, pero son proyectos en los que estamos trabajando desde ya.

Además, se pondrán en marcha técnicas punteras para el tratamiento de dolencias como el carcinoma de laringe, para lo que se utilizará el láser CO2. 

¿Cuáles van a ser sus líneas de actuación?

Obviamente con la proyección que requiere nuestro tiempo, las líneas de actuación son las mismas que el fundador de la Orden, Juan Ciudad, planteó para llevar a cabo su proyecto: hacer el bien bien hecho atendiendo en la medida de nuestras posibilidades las demandas y solicitudes que nos planteen los cordobeses. 

La parte que a mí me toca es hacer que este proyecto siga siendo sostenible, es decir, que los mejores cuidados y la mejor atención que ofrece esta institución sin ánimo de lucro no solo sean posibles, sino que crezcan, mejoren y se diversifiquen, siempre atendiendo a las necesidades que se nos planteen.

¿Cuáles son las mayores virtudes que tiene el San Juan de Dios actualmente?

Creo que el valor añadido, la diferencia que aporta la Orden a las personas que se acercan a ella por el motivo que sea son los valores y principios sobre los que se asienta, pues a partir de la Hospitalidad, como valor central, se vertebran la Calidad, el Respeto, la Responsabilidad y la Espiritualidad, y esto, que es el ADN de la institución, está en la manera de hacer de cada uno de los profesionales que la integran.